¿Cuáles son los síntomas de la neurosis obsesiva?

La neurosis obsesiva puede ser extremadamente angustiosa. A la persona que la padece le resulta muy difícil llevar una vida normal. Hay varios tratamientos disponibles para aliviar estos síntomas. Entre ellos se encuentran la terapia cognitivo-conductual y la estimulación cerebral profunda.

Reducir las conductas neuróticas puede ayudar a tratar la neurosis obsesiva

Existen varias estrategias para reducir las conductas neuróticas. Entre estas estrategias está el aprender a manejar sus emociones. Sus respuestas emocionales determinan la intensidad de sus sentimientos y su duración. Si te sientes constantemente estresado o preocupado, esto puede causar más estrés en tu vida. También puede conducir a una menor capacidad de tomar buenas decisiones y de lidiar con el estrés.

Los comportamientos neuróticos suelen estar relacionados con enfermedades mentales subyacentes. Si te preocupas constantemente por todo, corres el riesgo de desarrollar un trastorno de ansiedad. Pero no es necesario sufrir una neurosis obsesiva para ser feliz y estar contento. Hay varias formas de reducir los comportamientos neuróticos y mejorar tu calidad de vida.

Los comportamientos neuróticos son intentos automáticos e inconscientes de hacer frente a sentimientos de profunda ansiedad. Dado que los síntomas neuróticos a menudo se solapan con los de los trastornos de ansiedad, puede ser difícil distinguirlos. Además de reducir el comportamiento neurótico, reducir los pensamientos y sentimientos que provocan ansiedad puede ayudar a tratar la neurosis obsesiva.

Los síntomas de la neurosis pueden ser muy angustiosos y afectar a las relaciones de la persona, a su autoestima y a su productividad laboral. El tratamiento de la neurosis puede ser muy eficaz para reducir sus síntomas, permitiendo a las personas volver a llevar una vida normal. Afortunadamente, muchos de los comportamientos neuróticos pueden reducirse con simples cambios en el estilo de vida. El ejercicio, por ejemplo, es un método probado para controlar la neurosis. Libera endorfinas, que actúan sobre los receptores opiáceos del cerebro y reducen la ansiedad y el dolor.

Además de reducir los comportamientos neuróticos, el apoyo social también es fundamental para las personas que sufren neurosis. El apoyo social ayuda a las personas a hacer frente a los sentimientos difíciles, y un terapeuta puede ayudarle a identificar y cambiar sus patrones de pensamiento neurótico. El reencuadre cognitivo y las técnicas de atención plena también son útiles.

El psicoanálisis ha desarrollado una serie de teorías sobre la neurosis. Una de las teorías más comunes explica la neurosis como un mecanismo natural de afrontamiento de las experiencias desagradables.

Reducir las obsesiones

Reducir las obsesiones es uno de los objetivos más importantes del tratamiento de la neurosis obsesiva. Este tipo de neurosis suele ir acompañado de otros síntomas, como conductas compulsivas, rituales y obsesiones mágicas. Estos síntomas tienen peor pronóstico que otros y pueden ser más difíciles de tratar.

Las obsesiones pueden ser debilitantes, consumiendo muchas horas del día de una persona e interfiriendo con las actividades diarias. También pueden afectar a las relaciones familiares, sociales y académicas. Las personas con casos graves de neurosis obsesiva pueden recluirse en casa y evitar por completo los entornos sociales. También pueden sufrir depresión y otros trastornos de ansiedad.

Las obsesiones pueden ser causadas por objetos físicos, situaciones, olores o sonidos. A menudo, las obsesiones se desencadenan por cosas que parecen “justas” o similares a ellas. Las personas con neurosis obsesiva pueden experimentar sentimientos de molestia, angustia aguda o pánico.

Reducir las obsesiones Los síntomas de la neurosis obsesiva implican aprender a lidiar con los síntomas y manejar el estrés asociado. Los síntomas pueden manejarse de varias maneras, incluyendo la reducción de las compulsiones y la realización de actividades de autoayuda. El primer paso es entender qué está causando los pensamientos y comportamientos obsesivos. A menudo, estas obsesiones pueden conducir a comportamientos rituales o a cantidades excesivas de ansiedad y estrés.

Cambiar la forma en que se producen las obsesiones es clave para reducir los síntomas del trastorno obsesivo neurosesivo. En algunos casos, las obsesiones ocurren simultáneamente con las compulsiones, lo que dificulta el manejo de ambas. Afortunadamente, existen muchos tratamientos para este trastorno, y muchas personas son capaces de afrontarlo con éxito.

Estimulación cerebral profunda

Aunque pueda parecer un concepto descabellado, se ha demostrado que la estimulación cerebral profunda ayuda a muchas personas con trastornos obsesivo-compulsivos, incluido el TOC. La técnica, que se denomina ECP ALIC, consiste en dirigir áreas específicas del cerebro, denominadas vías de materia blanca. Se sabe que estas zonas influyen en el estado de ánimo y el procesamiento de la recompensa.

La investigación sobre este tratamiento tiene una larga historia. El psiquiatra suizo Burckhardt fue el primero en intentar tratar el TOC con métodos neuroquirúrgicos en la década de 1880. Desde entonces, el tratamiento de esta enfermedad ha consistido principalmente en psicoterapia y medicamentos psicotrópicos. Sin embargo, una gran proporción de pacientes sigue resistiéndose al tratamiento. Para hacer frente a esto, se ha desarrollado un procedimiento quirúrgico: la estimulación cerebral profunda.

La ECP utiliza un procedimiento neuroquirúrgico estereotáctico que coloca electrodos en las estructuras profundas del cerebro. A continuación se conectan a generadores de impulsos y cables de extensión. Durante el tratamiento, los pacientes son supervisados de cerca por un psiquiatra y el equipo trabaja conjuntamente para determinar los ajustes de estimulación más eficaces.

Aunque la ECP se utiliza sobre todo para tratar la enfermedad de Parkinson y otros trastornos del movimiento, también se ha empleado en casos de TOC grave en adultos. La técnica consiste en insertar electrodos en zonas concretas del cerebro para estimular áreas específicas. Esta estimulación ayuda a reducir los síntomas de la enfermedad de Parkinson y otros trastornos. Se ha demostrado que la ECP

es eficaz para el 60 por ciento de los pacientes con TOC. Es probable que los pacientes sientan alivio inmediatamente después del procedimiento, pero los beneficios de esta terapia son a largo plazo. Este tratamiento también permitirá a los pacientes reducir su medicación, lo que se traduce en menos efectos secundarios.

Aunque la ECP es un tratamiento probado para el TOC, puede no ser la mejor opción para todos los pacientes. Los resultados son preliminares. Se necesitan más estudios para confirmar si la ECP es eficaz. Mientras tanto, los pacientes con TOC grave deben consultar con sus médicos antes de someterse al procedimiento.

A medida que la investigación continúa, es importante tener en cuenta que no existe un estándar para este tratamiento. Aunque el ensayo patrocinado por el NIMH se cerrará en marzo de 2015, los primeros análisis se esperan para finales de 2016. La ECP es una terapia experimental en psiquiatría.

Terapia cognitivo-conductual

La terapia cognitivo-conductual (TCC) para la neurosis obsesiva se centra en resolver las creencias defectuosas que son responsables de las obsesiones. Este tipo de terapia utiliza el razonamiento suave y el cuestionamiento socrático para desafiar las creencias de los pacientes que no están respaldadas por la evidencia. El terapeuta identifica y cuestiona las distorsiones cognitivas del paciente, que pueden incluir un sentido exagerado de la responsabilidad o una evaluación errónea del peligro.

La terapia cognitiva para las neurosis obsesivas utiliza un modelo cognitivo-conductual, que contrasta con las conceptualizaciones psicoanalíticas tradicionales del TOC. En este tipo de terapia, los pacientes participan en experimentos conductuales para desafiar sus creencias sobre la posible ocurrencia de resultados negativos. Estos experimentos ayudan a los pacientes a poner a prueba sus creencias y a cambiar las valoraciones cognitivas poco realistas de la amenaza. Los resultados se utilizan como material de discusión.

Los pacientes deben ser evaluados para detectar trastornos comórbidos que puedan reducir la eficacia de la TCC. Algunos pacientes pueden requerir imágenes cerebrales específicas para descartar causas orgánicas. Los pacientes deben someterse a una evaluación psiquiátrica y psicológica exhaustiva antes de someterse a la TCC para la neurosis obsesiva.

La terapia cognitivo-conductual se ha utilizado para tratar muchos trastornos, incluyendo la depresión y la neurosis obsesiva. Mientras que los primeros enfoques conductuales tuvieron mucho éxito en el tratamiento de los trastornos neuróticos, fueron ineficaces para tratar otros trastornos. La revolución cognitiva ganó popularidad, y terapeutas como Albert Ellis y Aaron T. Beck se hicieron populares por sus sistemas, que se centraban en los problemas actuales del individuo más que en el pasado.

La terapia cognitivo-conductual para el trastorno obsesivo-compulsivo es un enfoque estructurado, breve y centrado en el paciente que se centra en el afrontamiento de los síntomas del trastorno obsesivo. Suele implicar estrategias conductuales y cognitivas, como la exposición a situaciones amenazantes y la prevención de la ritualización de la persona. También incluye psicoeducación y ejercicios en casa.

Las primeras intervenciones conductuales para el TOC se aplicaron a mediados de los años 60. Estos tratamientos pretendían reducir la angustia obsesiva y habituar al paciente. En 1966, Meyer describió un programa de terapia conductual que implicaba la exposición gradual de los pacientes a objetos o situaciones temidas. Este método se consideró eficaz en diez de los quince casos.

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