¿Qué son los trastornos mentales?
Los trastornos mentales son condiciones que afectan a los pensamientos, percepciones y comportamientos de una persona. Estos trastornos afectan al pensamiento, las emociones, la toma de decisiones y la capacidad de relacionarse con los demás. También hacen que la persona pierda el contacto con la realidad. Las personas que padecen estos trastornos suelen tener dificultades para desenvolverse en su vida cotidiana.
Funciones
Las causas de los trastornos mentales varían de una persona a otra, pero la mayoría están relacionadas con alteraciones en las funciones del cerebro. Esta perturbación puede manifestarse en forma de alteraciones significativas de los pensamientos, los sentimientos o los comportamientos. Estos trastornos suelen ser preocupantes tanto para la persona que los padece como para los demás. Sin embargo, algunos tipos de trastornos mentales pueden ser causados por cambios en la estructura o el tamaño del cerebro.
Las enfermedades mentales suelen ser hereditarias y pueden tener varias causas, como la genética y los factores ambientales. Algunas enfermedades mentales pueden ser desencadenadas por una situación o evento particular en la vida de uno. Además, puede haber exposiciones ambientales antes del nacimiento que causen enfermedades mentales. Estos factores afectan al funcionamiento de unas sustancias químicas cerebrales llamadas neurotransmisores, que son producidas de forma natural por el cerebro y transportan señales a diferentes partes del cuerpo. Las redes de neurotransmisores alteradas pueden provocar trastornos emocionales.
Un trastorno psicológico puede tener efectos graves en la vida de una persona. Puede perjudicar la capacidad de una persona para funcionar en su vida cotidiana, perjudicar su trabajo o interactuar con otras personas. Los síntomas incluyen angustia, desinterés o incluso un comportamiento peligroso. Es importante tener en cuenta que un trastorno psicológico puede tener varios síntomas, y es importante obtener un diagnóstico profesional para encontrar la causa de los síntomas de una persona.
Aunque algunos individuos pueden tener un trastorno de la salud del comportamiento, esto no significa necesariamente que estén “rotos”. Las personas con enfermedades mentales pueden recuperarse y asumir roles significativos en sus vidas. Lo más importante es buscar tratamiento lo antes posible. Es esencial ayudar a una persona con un trastorno mental desempeñando un papel activo en el proceso de tratamiento. Algunos síntomas son la depresión, la ansiedad, la desorganización y la hiperactividad.
Las enfermedades mentales afectan a la capacidad de una persona para funcionar con normalidad, lo que a su vez perjudica la capacidad de la persona para funcionar social y emocionalmente. Esto también lleva a una disminución de los niveles de energía, lo que les dificulta realizar actividades saludables. Estas personas también son más propensas a adoptar comportamientos poco saludables, lo que puede tener efectos desastrosos en su salud física.
Síntomas
Los síntomas físicos son muy comunes cuando alguien tiene un trastorno mental. Estos síntomas pueden incluir irritabilidad, cambios en el apetito y problemas para dormir. Otro síntoma común es la fatiga extrema. Otros signos incluyen fobias o miedos inusuales, hostilidad o sabores u olores inusuales. Si nota alguno de estos síntomas, debe buscar ayuda médica inmediatamente. De este modo, podrá recibir el mejor tratamiento posible.
El tratamiento de los trastornos mentales suele ser una combinación de psicoterapia y medicamentos. Sin embargo, los cambios en el estilo de vida y la autoayuda también pueden ser útiles. La acupuntura, la meditación, el yoga y los suplementos de hierbas son excelentes formas de ayudar con los síntomas. Estos tratamientos pueden ser especialmente útiles si la persona tiene una enfermedad que le dificulta el funcionamiento normal.
Es importante tener en cuenta que no todos los trastornos mentales causan los mismos síntomas. Algunos pueden ser temporales y otros pueden afectar al individuo durante muchos años. Es importante acudir a un profesional médico para que le diagnostique una enfermedad mental. Un trastorno mental puede afectar a la capacidad de una persona para trabajar o estudiar. También puede afectar a la capacidad del individuo para relacionarse con los demás.
Uno de los síntomas más comunes de un trastorno mental es un cambio en las emociones. Una persona puede volverse más irritable, nerviosa o impulsiva. Los cambios en el estado de ánimo también varían, dependiendo del tipo de trastorno. Las personas con depresión mayor sufren sentimientos de tristeza o temor. Las personas con trastorno bipolar suelen pasar por fases eufóricas y depresivas. Y los que tienen personalidades esquizoides pueden parecer fríos.
Aunque los trastornos mentales no tienen una causa directa, la genética y el entorno pueden contribuir al desarrollo del trastorno. Algunos trastornos son hereditarios y pueden incluso transmitirse a los hijos. Algunos de los problemas de salud mental más comunes son el autismo, el trastorno por déficit de atención e hiperactividad, el trastorno bipolar, la depresión mayor y el trastorno de ansiedad.
Una vez que se diagnostica un trastorno mental, es necesario un tratamiento. El tratamiento más común para las enfermedades mentales incluye la psicoterapia y la medicación. En algunos casos, es necesaria una combinación de estos tratamientos.
Clasificación
La clasificación de los trastornos mentales es el proceso de definir los tipos de enfermedades mentales. Hay muchos esquemas y métodos de clasificación diferentes utilizados en este campo. La Asociación Americana de Psiquiatría (APA) tiene un manual titulado Manual diagnóstico y estadístico de los trastornos mentales (DSM-5). El DSM clasifica los distintos tipos de trastornos en categorías. Además de este manual estándar, también se utilizan sistemas de clasificación locales y teóricos. Los trastornos mentales suelen clasificarse por separado de los problemas de aprendizaje, las afecciones neurológicas y los trastornos mentales no especificados.
Las clasificaciones se utilizan para una variedad de propósitos, incluyendo la prevención, el diagnóstico y la evaluación de la atención a la salud mental. También se utilizan para mejorar la calidad de la atención a la salud mental. Sin embargo, su utilidad en los entornos clínicos y en la atención primaria puede ser limitada. Aunque estos sistemas de clasificación son útiles, pueden no serlo en todas las situaciones.
En los primeros años de la historia de este campo, se empezaron a desarrollar métodos de clasificación. El médico francés François Boissier de Sauvages publicó un sistema para describir las enfermedades. Clasificó los trastornos mentales según su gravedad y características. Sus clasificaciones incluían enfermedades como la manía, la depresión y la psicosis.
El Instituto Nacional de Salud Mental ha pedido nuevos paradigmas para definir los trastornos mentales. Como resultado, se han desarrollado enfoques transdiagnósticos. Los Criterios de Dominio de Investigación del NIMH son un ejemplo de un enfoque transdiagnóstico que clasifica a los pacientes según la desregulación de los principales sistemas humanos.
Otro método para definir los trastornos mentales consiste en utilizar los códigos de la CIE-10 para determinadas afecciones. Por ejemplo, el capítulo sobre trastornos mentales contiene categorías para la demencia, que es una enfermedad cerebral cuyos síntomas son principalmente psiquiátricos. La demencia es una enfermedad extremadamente grave y puede provocar la muerte. La CIE también enumera los síndromes psiquiátricos que se producen en el curso de otras enfermedades. Otro ejemplo es la paresia general, que es una enfermedad que afecta al cuerpo.
El proceso de revisión de la CIE implica la consulta con los gobiernos y los usuarios. También incluye una revisión de la literatura pertinente. La preparación técnica de las revisiones corre a cargo de las divisiones técnicas de la OMS, y el formulario final de la CIE es completado por una unidad especial de la OMS.
Tratamiento
El tratamiento de los trastornos mentales incluye diversos métodos, como la psicoterapia o los medicamentos. Algunas personas también requieren apoyo social y educación sobre cómo manejar su condición. Otros casos pueden requerir un tratamiento más intenso y hospitalización. En estos casos, el paciente puede ser ingresado en un hospital psiquiátrico. Esto puede ser necesario si el trastorno es grave o si está causando comportamientos peligrosos. Durante su estancia en el hospital, los pacientes recibirán asesoramiento y participarán en actividades con otros pacientes.
El tratamiento de los trastornos mentales implica una combinación de intervenciones psicosociales y tratamientos conductuales. Estos pueden incluir terapia conductual, terapia ocupacional, logopedia y medicación. Algunos trastornos, como la AN, pueden requerir el uso de medicamentos. No existe un tratamiento único para todas las formas de enfermedad mental, pero muchos enfoques han demostrado ser muy prometedores para mejorar la calidad de vida de los enfermos.
La psicoterapia es un tipo de terapia que se centra en las interacciones interpersonales. Puede ser muy eficaz para una gran variedad de enfermedades. Incluso puede ayudar a quienes no padecen una enfermedad mental. Por ejemplo, la psicoterapia puede ayudar a las personas a afrontar situaciones de estrés, como el desempleo o el duelo. Además, puede ayudar a las personas a afrontar enfermedades crónicas en la familia. La psicoterapia familiar y de grupo son también formas comunes de terapia.
Las tasas de tratamiento varían mucho en los Estados Unidos, y hubo un aumento significativo en la tasa de tratamiento de 1990 a 2002 a 2003. La tasa de tratamiento fue casi el doble en los servicios de medicina general que en los de psiquiatría y otros servicios de salud mental. Estos aumentos se observaron independientemente de la gravedad del trastorno mental de la persona o del perfil sociodemográfico de los encuestados.
A finales del siglo XIX, el interés por la psiquiatría creció tanto en la ciencia como en la medicina. Este interés acabó llevando al desarrollo de métodos físicos para tratar los trastornos mentales. Durante la década de 1930, el psicólogo Ladislaus Joseph von Meduna utilizó la terapia electroconvulsiva, que utilizaba corrientes eléctricas para crear convulsiones en un paciente. Este tipo de tratamiento era más eficaz para tratar trastornos mentales graves, como la esquizofrenia.
El tratamiento de los trastornos mentales en contextos humanitarios se ha centrado históricamente en el control de los síntomas. Antes de la década de 1950, se solían utilizar fármacos sedantes para calmar a los pacientes. Estos fármacos no trataban las causas de estos trastornos. Estos nuevos medicamentos se descubrieron accidentalmente y demostraron ser eficaces.
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