Trastornos obsesivo-compulsivos

Los trastornos obsesivo-compulsivos son condiciones en las que una persona experimenta pensamientos, imágenes, impulsos y urgencias que no están bajo su control. Existen opciones de tratamiento y los medicamentos pueden ayudar a los pacientes a controlar los síntomas. La genética también puede desempeñar un papel en el desarrollo de esta condición.

Las obsesiones son pensamientos, imágenes o impulsos que ocurren fuera del control de la persona

Las obsesiones son pensamientos, imágenes o impulsos que una persona encuentra incontrolables y que causan una gran ansiedad. Estos pensamientos, imágenes e impulsos irracionales pueden repetirse una y otra vez. Los pensamientos pueden ser vagos, pero siempre evocan una sensación de peligro y pueden hacer que el individuo sienta una intensa ansiedad. Hay varios tipos de obsesiones, y los síntomas pueden cambiar con el tiempo.

Las personas que sufren obsesiones pueden sentirse ansiosas y aisladas. Pueden tener pensamientos sexuales intrusivos u obsesionarse con ciertos juicios morales o comportamientos. Pueden temer contraer una enfermedad o hacer daño a alguien. Las personas con TOC también tienen preocupaciones intrusivas sobre los gérmenes y la contaminación en su entorno.

Las obsesiones pueden interferir con la capacidad de una persona para realizar sus actividades cotidianas. Aunque una persona puede estar “obsesionada” con un objeto en particular, puede seguir realizando actividades cotidianas. Por ejemplo, una persona puede sentir ansiedad cuando camina por un campo de fútbol lleno de basura. Además, puede sentir ansiedad cada vez que ve un campo de fútbol lleno de basura u otros objetos desechados.

Aunque la mayoría de las personas tienen pensamientos no deseados de vez en cuando, esto no significa necesariamente que sean obsesiones. Algunas personas pueden repetir ciertas acciones o comportamientos repetidamente sin quererlo. Estas acciones no son obsesiones, sino compulsiones. Las personas con obsesiones suelen pasar al menos una hora al día pensando en sus obsesiones. Esto puede provocarles ansiedad e interferir en sus vidas.

Las personas con obsesiones suelen negar o avergonzarse de hablar de sus problemas. Pueden sentirse avergonzados o apenados, sentirse deprimidos e incluso sentirse improductivos en el trabajo. Como resultado, puede que no tengan la fuerza para cambiar. También pueden sentir miedo de hacer algo que pueda perjudicar a otra persona. Esto hace que sea difícil deshacerse de las obsesiones no deseadas.

Las obsesiones pueden aparecer a cualquier edad y son extremadamente intrusivas. Es importante entender los síntomas y las opciones de tratamiento disponibles para este trastorno. Las obsesiones son pensamientos, imágenes o impulsos no deseados que pueden tener efectos devastadores en la vida de una persona. Las personas con TOC pueden sentir una intensa angustia y ansiedad cuando se enfrentan a estos pensamientos, e incluso pueden experimentar compulsiones, que son acciones que se llevan a cabo para aliviar esa angustia.

Opciones de tratamiento

Las personas que padecen trastornos compulsivos-obsesivos (TOC) suelen estar preocupadas por pensamientos incontrolables que pueden interferir en la vida diaria. Pueden obsesionarse con un objeto o una acción en particular y realizar el acto repetidamente, incluso cuando no está relacionado con el objeto o la actividad. El tratamiento suele tener éxito y los pacientes pueden disfrutar de una vida más normal y participar en aficiones y actividades.

El tratamiento del TOC suele incluir el uso de antidepresivos. Estos fármacos actúan regulando las hormonas serotonina y norepinefrina, responsables de la respuesta de lucha o huida. Estos fármacos tardan varias semanas en hacer efecto y pueden tener efectos secundarios. Algunas personas consideran que estos medicamentos son demasiado fuertes o experimentan náuseas.

La psicoterapia es otra opción de tratamiento para los trastornos de obsesión compulsiva. La psicoterapia consiste en educar a los pacientes sobre sus propios pensamientos y cómo afectan a sus vidas. El terapeuta puede ayudarles a entender cómo les hacen sentir sus pensamientos y puede enseñarles a sustituirlos por otros saludables. Algunos medicamentos también pueden ayudar a aumentar los niveles de serotonina.

Una persona que sufre un trastorno obsesivo-compulsivo puede experimentar una intensa ansiedad y dificultad para realizar las tareas diarias. Estas personas pueden sentirse impotentes e incapaces de controlar su comportamiento compulsivo. Aunque estos comportamientos no son agradables, ayudan a la persona que los padece a hacer frente a su ansiedad.

La terapia cognitivo-conductual (TCC) es una buena opción de tratamiento para las personas que padecen TOC. Durante las sesiones, se coloca a los pacientes en situaciones en las que se les expone gradualmente a sus obsesiones. Al mismo tiempo, se les instruye para que eviten las compulsiones. La TCC puede ser muy eficaz para tratar el TOC grave, pero no todos los terapeutas están formados en esta técnica.

Genética de los trastornos compulsivo-obsesivos

Recientemente se ha investigado la genética de los trastornos obsesivo-compulsivos. Un meta-análisis publicado en la revista Mol Psychiatry sugiere que el síndrome está asociado a ciertos genes. Este estudio también encontró que ciertos factores ambientales están asociados con el trastorno.

La genética del trastorno obsesivo-compulsivo es compleja, y el trastorno tiene un alto grado de heredabilidad. Dos décadas de investigación aún no han permitido comprender de forma definitiva sus factores de riesgo genético, pero los avances en las interacciones gen-ambiente y los estudios genéticos de todo el genoma indican una mayor claridad en la próxima década. Por ejemplo, la variación genética en el sistema de señalización del glutamato del cerebro puede contribuir al TOC.

Los estudios anteriores sobre la genética del TOC se han centrado en los genes candidatos, que son genes que se sospecha que están implicados en la patogénesis. Estos estudios buscan firmas genéticas para esos genes, pero este enfoque es propenso a omitir genes inesperados. Por lo tanto, muchos organismos de financiación se están centrando ahora en los análisis de todo el genoma para asegurar las asociaciones de genes y las correlaciones genéticas.

Los estudios genéticos han demostrado que las variaciones genéticas comunes y raras contribuyen al riesgo de TOC. Sin embargo, los estudios genéticos están todavía en su fase inicial, por lo que se necesitará tiempo para encontrar los genes que pueden desempeñar un papel en el trastorno. La genética del TOC puede conducir, en última instancia, a nuevas herramientas para optimizar el tratamiento de los individuos con esta condición.

Aunque la genética del TOC sigue siendo compleja, los hallazgos de estudios recientes indican que la responsabilidad heredada se debe en gran medida a una variación genética común. Además, la distribución del riesgo según la frecuencia alélica es coherente con el modelo infinitesimal de la genética cuantitativa. Esto significa que la variación genética común contribuye al riesgo de TOC en la gran mayoría de los casos. En última instancia, los estudios futuros proporcionarán una comprensión más completa de la genética de los trastornos compulsivo-obsesivos.

Los estudios genéticos del TOC han descubierto que un alelo homocigoto de ganancia de función en el gen SLC6A4 es dos veces más común entre los blancos con el trastorno que en 253 sujetos de control. En este estudio, el alelo L(A) se transmitió en exceso a los pacientes con TOC y ejerció un efecto moderado sobre el riesgo. Además, el gen HTT se ha relacionado con el TOC y está asociado con el acaparamiento.

Las compulsiones son comportamientos repetitivos o actos mentales que una persona se siente impulsada a realizar en respuesta a una obsesión

Una compulsión es un hábito o comportamiento que una persona se siente obligada a realizar, a menudo en respuesta a una obsesión. Pueden ser mentales o físicas y pueden interferir con la rutina diaria de la persona. Algunos ejemplos de compulsiones son el lavado, el acaparamiento o la simetría de ciertas acciones motoras.

Una obsesión es una experiencia intensa, persistente y perturbadora. Puede causar una angustia significativa y perjudicar el funcionamiento diario. Los síntomas son similares a los de una condición médica, pero los efectos físicos no pueden explicarse. Las obsesiones dan lugar a comportamientos y actos mentales repetitivos que se caracterizan por la rigidez de las reglas y la sensación de “plenitud”. Las compulsiones pueden ser manifiestas, como lavar y revisar objetos, mientras que los actos mentales pueden incluir la repetición mental de una frase o el recuento de objetos. Aunque una persona puede pensar que estos actos son inofensivos, en realidad son excesivos y a menudo están desconectados de su propósito.

Las compulsiones pueden consistir en contar, simetrizar, ordenar, tocar y golpear. Estas conductas son impulsadas por la intensa tensión somática o el malestar psicológico que la persona siente después de realizar la conducta. Una persona con una obsesión también puede evitar las situaciones que desencadenan sus obsesiones.

La terapia cognitivo-conductual puede utilizarse para tratar el trastorno obsesivo-compulsivo. La TCC utiliza la exposición y la prevención de la respuesta (ERP) como forma de reducir las conductas compulsivas. La exposición y la prevención de la respuesta implican exponer a la persona a la obsesión y a la situación desencadenante, y trabajar para cambiar su reacción. Esto ayuda a la persona a desarrollar mecanismos de afrontamiento y a mejorar su capacidad para enfrentarse a sus miedos y obsesiones.

El trastorno de excoriación, también conocido como hurgar en la piel, es una condición en la que una persona se hurga o destruye partes de su cuerpo, a menudo provocando daños graves en la piel y causando vergüenza. La mayoría de las víctimas intentan detener el comportamiento, pero no lo consiguen. El trastorno de exorbitación afecta a menos del 2% de los adultos, pero es más frecuente en las mujeres que en los hombres. Suele comenzar en la adolescencia.

Arrancarse el pelo de forma excesiva puede ser síntoma de una obsesión, la tricotilomanía. En los casos graves, el tirón de pelo puede provocar calvicie y cicatrices. Los casos graves también pueden dar lugar al uso de pelucas e intentos de ocultar la afección.

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